EL PELIGRO DE LA HIPNOSIS

 Clic aquí para conocer acerca de la hipnosis y el daño que causa a las personas. 


ESTE POST ES CON FINES INFORMATIVOS, USTED ES LIBRE DE INTERPRETAR EL CONTENIDO. 
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Veamos lo que dice la Biblia respecto a los hechizos, encantamientos y éxtasis (estas son las palabras que se usan en la Biblia para el fenómeno de la hipnosis). 
Es fácil hablar del éxtasis porque el término se aplica sólo a dos personas en la Biblia: el profeta pagano Balaam, en Números 24; y Pedro, en Hechos 10 y 11. En AMBOS casos, el éxtasis les sobrevino de parte de Jehovah. En el caso de Pedro, él no lo pidió ni lo esperaba. Y Balaam experimentó un éxtasis que no anticipaba. Esta es una distinción importante porque, algo en lo que la mayoría de los estudiantes de la Biblia concuerdan es que, en ocasiones, el Espíritu Santo induce fenómenos en la gente que, si no fuesen guiados por el Espíritu, serían profundamente pecaminosos. Abundan los ejemplos, incluyendo los siguientes: 

1) Visión astral o clarividencia (2 R. 6:17). 

2) Predicción de la muerte de una persona (Hch. 5:1-10). 

3) Viaje astral (Hch. 8:39). 

4) Maldición contra una persona (2 R. 1:10ss; 2 R. 2:24). 

5) Fuerza preternatural o sobrenatural (Jue. 14:6). 

Sin embargo, esta es la distinción: ¡nosotros no debemos procurar hacer estas cosas! Pedro no estaba en la azotea orando para que Jehovah le diera una visión. Tampoco hubo alguien que lo hizo caer en éxtasis ( como ocurre con la hipnosis en el consultorio del doctor). Sencillamente le sobrevino de modo inesperado, como un acto soberano de Jehovah Dios. 

CONTEXTUALIZANDO
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Así, uno puede leer la Biblia de principio a fin, en busca de un seguidor de Jehovah o Yeshua que haya hipnotizado a alguien con propósitos terapéuticos (para curar), pero no lo hallará. 

No obstante, la Biblia HABLA muy claramente de la hipnosis, pero debemos entender los términos en que lo expresa. Como dijimos, dos palabras clave que podemos buscar en el Antiguo Testamento son: "encantador" (Dt. 18:11; Is. 19:3) y "encantamientos" (Is. 47:9, 12). En estos pasajes, Jehovah condena totalmente esas prácticas por ser pecaminosas; se mencionan junto con adivinos y agoreros (2 R. 21:6), y aun con el sacrificio de niños (2 R. 17:17). 

El primer término, "encantadores", se refiere invariablemente a hechiceros que usaban formas primitivas de hipnosis para lograr sus objetivos. Hoy," encantar" o "encantador(a)" denotan la idea de una fascinación hipnótica, aunque es común aplicarla a mujeres hermosas y hombres atractivos. En realidad, significa "hechizar" a una persona para hacerle pensar que alguien es algo que no es. Las brujas a veces lo hacían para verse más glamorosas. 

Entre las leyendas paganas se encuentra el relato acerca de Merlín, el mago que "encantó" a una mujer, haciéndole pensar que el hombre que se acostaría en su cama era su esposo, cuando realmente era su enemigo, Uther Pendragon. El niño concebido esa noche fue el famoso rey Arturo. Esto no es muy diferente de lo que hace el hipnotizador en el escenario, cuando hipnotiza a una desafortunada persona haciéndole pensar que es una gallina. 

La palabra "encantamientos" puede aplicarse también a técnicas hipnóticas así como a otras prácticas ocultistas. El término hoy también tiene la connotación de ser seductor o abrumador en su habilidad para influir en otros. Es importante recordar que el origen de la hipnosis está firmemente arraigado en el chamanismo (curación con brujería). Eso, en sí, no lo hace algo malo. Los chamanes usaban hierbas para curar, y muchas de ellas aún se usan ahora. 

Sin embargo, a diferencia de la medicina herbolaria, el objetivo de las técnicas hipnóticas no es impactar el cuerpo (excepto en casos de somatización), sino el alma o el espíritu. Esto es astuto desde una perspectiva espiritual. El punto central de la hipnosis es la creación de un estado alterado de la consciencia, en el que la mente es más sugestionable. En la mayoría de los casos resulta en pasividad. 

REFLEXIÓN
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Casi TODOS los que ministran en el área de la liberación concuerdan en que dicha pasividad es uno de los estados más peligrosos y vulnerables en el que puede estar una persona en especial si corre riesgo de un ataque demoníaco. Puesto que la mayoría de los cristianos que buscan la hipnoterapia probablemente sufran de un desequilibrio espiritual o emocional, es posible que enfrenten aun mayor riesgo. Así, candidatos óptimos para un ataque demoníaco se sientan en la oficina del terapeuta y (sin saberlo) ruegan a demonios que entren en ellos al permitir que sus terapeutas los hipnoticen.

FUENTES:
Biblia RVA
Biblia Hebraica Antigua
"The blood on the doorpost" 
"Introducción al Psicoanálisis" 

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